Pongo estas letras debajo de ustedes, como almohadas, como queriendo que ignoren su presencia y que el tiempo los haga entender que la comodidad no nos limita, nos impide. Que a cada segundo de indiferencia se le restan minutos a la libertad. Tal vez por la idea desde la cual se desprende nuestro conformismo, tal vez por la paz que supone pensarse estable, sendero alterno donde respirar funciona para matar el tiempo y no para medirlo. Donde escribir no nos hace desprendernos del pellejo.
Pongo estas letras encima de ustedes, como sabandija, como queriendo que sirvan a lo bizarro y espero impaciente a que algún día entiendan que los cambios nacen de los extremos. Mírémonos, pensémonos y si vemos que no causamos asco, volvamos a pensar. Solo en la insatisfacción se puede comenzar a proponer, desestabilizando cimientos, confrontándonos a la verdad, observando el reflejo.
Sirvámonos en la incomodidad, en la inconformidad, en el deseo hambriento de algun día encontrarnos completos, que se hace imposible no ver que atados a la realidad somos menos libres cada día. Es momento de causar estrías en el entendimiento, que somos porque actuamos, no porque nacemos. Asi mismo como un tallo traspasa el suelo abriéndose paso, asi mismo como el hueso se estira dentro de la carne, asi mismo como el universo se expande a lo desconocido, asi mismo debemos nosotros romper, hacernos bosquejo, pa' crecer.
Pongo estas letras frente a ustedes, como un reguero, como queriendo que algún día les sirva de inspiración y espero impaciente a que les dé con mirarlo, inventarle algún sentido, sacarle el jugo al caos.
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