De qué sirve un cielo distinto si la distancia es la misma, si el encontrarme implica desconocerme? De qué sirven los dolores si llevan a la misma espiral, al mismo remolino de espuma que me coloca en la cresta de ese coral de poder percibir la belleza sin poder explicarla, no por carencia de palabras sino por falta de receptores? De qué sirve seguir caminando si mientras más creo estar cerca de comenzar mi búsqueda más lejos me encuentro de saber qué estoy buscando? Qué tal si lanzo una piedra al océano y el mismo me devuelve 1.4 millones de granos de arena? De qué sirve ser consciente si estar despierto te empuja a entender la libertad por estar intentando no estar atado pues estar atado te impide moverte y si no te mueves jamás alzas vuelo para acortar la distancia entre aquellas nubes y tus callos? Estos cayos. No lo sé, quizás por eso Dios prefiere ser un sueño. El mundo no te jode tanto cuando estás dormido.
Así que dime Joa, pues yo también tengo mis dudas: En qué contexto tenemos libertad, y cuándo la perdemos?