Retrae las raíces mujer, la corteza aún no se vuelve polvo. La refracción de la luna es poética tradicional, pero eso a ti te importa poco. Tapizas el cuero con la vista y permites que me vista con mordidas. Tan egoísta porque puedes, tan curiosa porque quieres. Vida, te conozco. Tu hipocresía moralina solo vive de recuerdos, de orgullos ajenos, y se desliga de toda mentira en este almohadón con olor a menta seca. Solo yo sé que eres libre atándome a ti. Solo tu sabes de libertad cuando tiras la mano sobre el lino y notas tu presencia. Solo tú te dispersas como el mismo cielo que se riega nocturno regalándole hombro al llanto de las olas. Solo tú ondulas en mis ojos y desnudas mi lengua, como quien quiere la cosa, pero que administra la avidez con maestría. Así prosigues. Alucinada sales de la suela en mi zapato y germinas recorriendo mis costillas como aguacero. Eres nube, eres tierra, eres rayo. Omnipresente vas a zancadas gigantes trepando el mogote como la cosa más grande que la corriente del morbo haya arrastrado. En ocasiones hasta falsa te siento recorriendo diminuta mi ecuador, y te mantienes allí, pero no por mucho. Infalible eclipsas el resto que queda en un segundo. Te impregnas indeleble, te retiras si te da la gana. Tan perniciosa e inocua que frente a la ironía te reservas reticente. "Contradictorio el mundo" siempre dices. "Contradictoria tú" respondo mofándome de tus tetas pendulares, mas el escarnio me vale un trozo de miedo y lo hace florecer por todos los senderos que en mi estómago creas. Mujer, te encuentro escueta de ese cuerpo tuyo ante el misterio que lo habita y que evoqué por creído, pero eso no te es problema. Careces de mucho, ya te habrás dado cuenta. Careces de futuro, por eso me tienes. Careces de pasado, por eso te atreves. Careces del llano que la saliva te construye y mi aliento amurrallado en piel te recibe. En esos instantes te lanzas al surrealismo de estar fuera y dentro de ti, y yo me lanzo y hago lo mismo. Desde la capillas de nuestra aflicción, los dos rezamos por morir viviendo, aunque yo lo demuestre y tú te lo guardes. Dejemos que Dios reparta suerte, versado propulsor de mis contrariedades, que a letra otorga vida y a biología la quita. Dejemos que el sol te vea, que la lluvia te sienta, que el viento te nombre. Careces de mucho, pero no de vida.
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