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Writer's pictureJeynu Nuñez

Mar

Si sabes el discurso, sálvame, que el tatuaje no está impregnado en mi indiferencia, está en algún costillar de arena.


Me veo en una búsqueda por la Mar cuando el abrazo que unía aquel vientre cárdeno a mi ombligo se hace ausente. Cuando se percibe vacío en aquella partícula de tiempo que llamó vida un siete de Diciembre.


Me veo en una búsqueda mojado hasta las pestañas. Persiguiendo la estela de la corriente que deja un trémulo cansancio a la disposición de un agitado corazón. Estoy muriendo, pero solo escucho silencio.


Déjame embarrarme entonces en pasado, que puedo pintar memorias de un paraíso que nunca existió con solo volver a caerme de bruces en el futuro.


Porque el tatuaje no está impregnado en mi indiferencia, está en algún costillar de arena. Si ya sabes el discurso, porque no me salvas?


La Mar sabe las palabras correctas para ahogarse en su conveniencia. La Mar conoce la lengua que utilizo para hacerme. Y entre estrías de luz me deja a la deriva sabiendo qué deseo, pero callando, siempre en silencio.


La Mar sabe perfectamente los daños en mi piel. La falta de oxígeno frente al viento dell calendario, las cicatrices en los dobleces de mis minutos. Aquellos que eran eternidad cuando reposaban en el lecho sin ningún tipo de carencia. Déjate entonces llevar, Mar, por tu propio instinto y sácame del naufragio mostrándome el camino. Yo más que nadie sé cuanto has nadado para hacerme entender cuanto amé.


Si sabes el discurso, sálvame. Que el tatuaje no está impregnado en mi indiferencia, está en algún costillas de arena.


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